Finalizamos 2023 dando un paso de gigante tras lo acordado, no sin mucho esfuerzo, en la COP28 celebrada en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023. El texto final pactado introduce la expresión inglesa 'transitioning away', o lo que es los mismo, dejar atrás los combustibles fósiles, haciendo una clara referencia a los principales responsables de la crisis climática: el carbón, el gas y el petróleo.
Por otro lado, y en el ámbito más doméstico, esperamos que para 2024 se confirme el borrador de la primera actualización del PNIEC 2023-2030 presentado el pasado mes de julio, que eleva el objetivo de penetración de renovables para 2030 hasta el 48% sobre el consumo final de energía y estima una producción renovable del 81% del total de la energía eléctrica generada en nuestro país.
Podemos considerar, por tanto, 2023 como uno de los años más relevantes para el sector de las energías renovables donde, según estimaciones de Red Eléctrica, vamos a ser capaces de superar el 50% de generación eléctrica renovable dentro del mix de producción, casi 9 puntos por encima de 2022, gracias a la incorporación de nuevos proyectos de energía renovable.
La reciente concentración de tanta implementación de nueva producción de energía renovable en tan poco tiempo, cuando llevábamos desde el año 2013 con escasa implantación, requiere que realicemos una profunda reflexión de cómo debemos planificar nuestro mix de generación renovable. Es esencial realizar una buena planificación en el medio y largo plazo, y no tomar decisiones con el foco exclusivamente en el corto plazo y en un hipotético bajo coste.
Estamos detectando ya algunas consecuencias derivadas de tener un sistema descompensado, en el que no existe un equilibrio entre la aportación de las energías renovables en las horas diurnas y en las horas nocturnas. Podemos observar que han vuelto a aparecer precios cero en algunas horas del día mientras, contradictoriamente, se disparan por encima de los 120€/MWh en horas nocturnas. En este sentido, debemos destacar que los precios cero, aunque a priori parecen una buena noticia para el consumidor final, son una mala noticia para el sector en su conjunto, ya que están enviando señales de menor rentabilidad a todos aquellos inversores que están apostando en España por proyectos de energías renovables y, por tanto, ante un escenario de incertidumbre, estos inversores pueden decidir no invertir más en nuestro país.
“La tecnología termosolar aporta al sistema un respaldo y seguridad de suministro equivalente al que aportan otras tecnologías fósiles”.
Además, tener un sistema descompensado, donde se producen excedentes y vertidos puede producir la aparición de ocasionales problemas de firmeza, flexibilidad y seguridad en nuestro sistema eléctrico. Por tanto, necesitamos mecanismos que aporten seguridad de suministro en el corto, medio y largo plazo, así como incentivar el despliegue de tecnologías que aporten firmeza y flexibilidad al sistema como el almacenamiento o la respuesta de la demanda.
Es en este punto es donde la tecnología termosolar con su solvencia tecnológica más que probada debe tener la oportunidad de aportar su valor y ser parte de la solución en un sistema descarbonizado cada día más desequilibrado.
La tecnología termosolar tiene un rol determinante en el ámbito de la transición energética de las energías renovables. Nuestra tecnología proporciona energía y potencia síncrona renovable y aporta al sistema un respaldo y seguridad de suministro equivalente al que aportan otras tecnologías fósiles. Además, los nuevos almacenamientos con tanques de sales deberían ser capaces mediante calentadores de hacer una contribución adicional al sistema, que consiste en generar una demanda para aprovechar los enormes vertidos eléctricos que estamos viendo, fruto del exceso de potencia renovable no gestionable que se está instalando en España. Estos trasvases energéticos, lo que denominamos 'power to heat' que ofrecen rendimientos cercanos al 100%, garantizarían además el suministro de calor para la industria incluso en horas nocturnas.
Desde Protermosolar consideramos que la solución a todo este desequilibrio no debe reducirse exclusivamente a instalar almacenamiento electroquímico, sino que pasa por tener un diseño claro a largo plazo de nuestro mix de generación y una planificación de implementación de renovables donde todas las tecnologías jueguen su propio papel y aporten el valor que les corresponde.
El valor de la tecnología termosolar no se debe medir exclusivamente por el coste de la energía producida, ya que su papel como hemos apuntado anteriormente va más allá. La tecnología termosolar no es competitiva por electrón verde generado, es competitiva si se considera esa versatilidad de servicios que ofrece y que esperamos que sean reconocidos.
No debemos olvidar que en España contamos con dos grandes activos en la tecnología termosolar: liderazgo tecnológico y recurso solar. Gracias a estos recursos somos lideres internacionales con una potencia instalada de 2.300 MW, lo que supone aproximadamente un tercio de la capacidad mundial, así que contamos con todos los ingredientes necesarios para ser relevantes dentro del mix energético.
Adicionalmente, es necesario remarcar que la tecnología termosolar nos proporciona independencia, y autonomía tecnológica por su contribución económica en la España menos habitada, ya que las plantas termosolares están presentes, generalmente, en municipios con menos de 12.000 habitantes. Además, cada planta termosolar genera un total de 50-60 empleos técnicos directos e indirectos de alto valor añadido.
“En España contamos con dos grandes activos en la tecnología termosolar: liderazgo tecnológico y recurso solar, convirtiéndonos en líderes internacionales con una potencia instalada de 2.300 MW”.
Por otro lado, para alcanzar las cero emisiones netas de carbono en 2050, la descarbonización del sector industrial es absolutamente clave. Actualmente, el 74% de la energía demandada por parte de la industria mundial es en forma de calor, y el 90% de esta proviene a su vez de la quema de combustibles fósiles como el carbón, el gas natural o los derivados del petróleo, lo que dificulta el proceso de descarbonización de este sector, que actualmente se sitúa como el primero del mundo y segundo en España en emisiones de gases de efecto invernadero.
Una de las características destacables de la tecnología termosolar, a través de sus sistemas de concentración solar térmica, es la de ofrecer una alternativa renovable al consumo de combustibles fósiles para la generación de calor de media y alta temperatura en procesos industriales (a partir de 120 grados), que suponen, en la actualidad, el 70% del total de la demanda energética de la industria.
Los colectores solares de concentración permiten alcanzar temperaturas muy elevadas y son una sólida alternativa para suministrar calor de origen renovable a procesos industriales de sectores tan heterogéneos como la alimentación y bebidas, químico, farmacéutico, textil o papel, actuando en procesos tales como el blanqueamiento, la ebullición, el limpiado, el secado, la destilación, la producción de agua caliente, el lavado, la pasteurización o la esterilización entre otros.
En España existe un importante mercado de calor de proceso industrial en el rango de 120 °C a 400°C cuyo potencial teórico ascendería a los 36,8 GW de potencia térmica adicional para procesos industriales y a los que podríamos añadir otros 16,6 GW si incluyéramos en este cálculo aplicaciones de refrigeración. En la Unión Europea, los sistemas de calor solar concentrado tendrían potencial para aumentar su capacidad instalada y alcanzar los 150 GW térmicos en 2030.
Por ello, desde Protermosolar apostamos por el autoconsumo termosolar como una solución que permite descarbonizar la demanda actual de calor del sector industrial, y que permitirá definir la senda hacia la neutralidad climática de la industria, aumentando la seguridad energética europea y eliminando nuestra dependencia y la volatilidad en los mercados energéticos.
Consideramos, por tanto, que ésta debe ser la senda que debemos seguir en los próximos años: por un lado, reconocer a la tecnología termosolar como un actor clave dentro del futuro mix renovable de generación y establecer mecanismos de subasta y/o esquemas regulatorios que reconozcan esa versatilidad que cada vez más necesita el sistema eléctrico español, y por otro lado, apostar por nuestra tecnología como una firme alternativa para la descarbonización del sector industrial, ya que, tal y como resalta la Agencia Internacional de la Energía, la descarbonización del sector industrial es actualmente uno de los mayores retos a los que se enfrentan las industrias que requieren el calor para sus procesos industriales.
Esperamos, por tanto, que en esta nueva legislatura seamos capaces de encontrar, por fin, un marco regulatorio que permita consolidar la tecnología termosolar en su papel relevante en la descarbonización del sector eléctrico y de la industria, recuperando así la posición de liderazgo a nivel mundial que España ha ocupado por muchos años.